Cuaresma de 1983. El antiguo paso de la Oración en la Catedral, junto al tabique
que separaba la parroquia del Sagrario.
Cuando la del Sagrario era parroquia y su capilla una nave emparedada, un espejismo tras el tabique, Cantizano y Martínez eran dos apellidos habituales previos a la misa de once de los domingos. Matriculados en el cercano colegio Diego Ventaja, pertenecientes a una generación luego disuelta en esta Tertulia que ayudaron como monaguillos a Donjuán, incipientes albas, despertar de las cofradías. En la siguiente generación iba un Suárez y un Céspedes, después otro Céspedes y tres Zafra. Todos salieron de acólitos después en el Prendimiento. Después cayó el tabique, la parroquia se fue diluyendo hasta desaparecer y hoy ha muerto Donjuán. Desde aquí se le recuerda y, como se verá mañana, se guardan sus palabras.