sábado, 8 de agosto de 2009

Los amarraditos

La Custodia de la Catedral por la calle del Cubo. Antonio Navarro

Como en el vals de Margarita Durand y Belisario Pérez, a la fiesta de la esencia le salen amarraditos como al afán por tocar martillos le salen capataces. De cuando Luis Pardo y Benja González iban amarraditos a la Custodia de la Catedral parece que hace una eternidad pero fue anteayer. Ayer fue el cambio de chasis y hoy han sido las ruedas pero los amarraditos no se sueltan. Cambian de nombre pero se enganchan igual. Creo que la herencia directa de las ruedas de dos tercios del siglo XX y el poder del que ordenaba, empujaba y aguantaba en función de la pendiente contribuyen a que a día de hoy los amarraditos sigan a trotecito lento recorriendo el paseo. Tú saludas tocando el ala de tu sombrero mejor y yo agito con donaire mi pañuelo que la gente nos mira con envidia.