martes, 6 de abril de 2010

Unir intereses

Tenía una hermandad un paso que no usa y vino de afuera otra hermandad interesada en el mismo. Al parecer todos estaban contentos: la de fuera porque había encontrado lo que necesitaba y la de aquí porque se iba a deshacer de algo que no usaba. El problema vino a la hora de cuantificar el bien deseado: la de fuera dijo X y la de aquí dijo Y así que la operación se fue al traste. Ahora el paso sigue sirviendo de soporte al polvo como si nada hubiera pasado. Se puede llamar codicia de la de aquí o tacañería de la de allí. O las dos cosas pero la lección debe servir a ambas hermandades de cara a una futura negociación. Una de ellas se encuentra inmersa en otra parecida. Ahora no es el paso lo que está sobre la mesa pero el hecho en sí de negociar no cambia: es como afinar una guitarra, ni poco tensas las cuerdas, que no suena, ni mucho que se rompen.