Hacía muchos años que las calles, al paso de la patrona, no estaban como estaban ayer y tras la ofrenda del sábado, aunque el santuario permanece abierto incluso al mediodía, se formó una larga cola esperando a que abrieran para poder subir al camarín. ¿Qué está pasando? El sueño de la razón produce monstruos y el sueño laicista de la izquierda se está convirtiendo en una pesadilla para los socialistas. La gente regresa a lo que nunca abandona.